Puede que la campaña empezara la semana pasada pero la verdad es que los partidos y algunas personas llevaban ya meses o incluso años. Durante este tiempo las distintas personas que se presentan para conquistar la vara de mando de la corporación municipal nos han venido hablando de su “modelo de ciudad”.

Si bien es verdad que hay quienes se han explicado con más gracia que otras, por no decir directamente que algunas personas se han explicado y otras han dicho algo a lo que aun ellas están buscando algún sentido (otros como el aquí presente pasa de perder el tiempo haciéndolo, puesto que no tenía ningún sentido).

Estas personas que se presentan a dirigir la corporación municipal y sus distintos partidos, muchas veces nos hablan de una ciudad idílica, donde encuentres trabajo, tengas ocio, haya turismo todo el año y cosas así, pero sin decir cómo van a hacer esto. Básicamente se dedican a hablarnos como mucho de la estructura del Estado, instituciones, que intervendrían, el Ayuntamiento (obviando las competencias y viciando por tanto la propuesta), y de la legislación haciendo referencia única y exclusivamente al Plan General de Ordenación Urbana, conjunto de cosas que los estudiantes de Ciencia Política y los anglosajones llamamos “polity”. Pero no nos hablan realmente de cómo lo van a conseguir ese nuevo modelo de ciudad, y con este cómo me refiero a “política”,  su plan de acción, lo que en la lengua de Shakespeare (más rica en este caso) llamamos “policy”.

Y es que lo que nos proponen los distintos grupos para cambiar el modelo de ciudad es solo redactar una norma. Pero por ejemplo ahí tenemos nuestro Código Civil, lleno de normas que no se utilizan desde hace décadas. ¿Os imagináis cambiar la población de Castellón de ciudad? podríamos sustituir Castellón, la ciudad, por las nuevas expansiones de Tokyo donde se levantan edificios manzanas, ecológicos,  sin carreteras entre ellos, con espacios verdes y transporte público subterráneo, podríamos también sustituirla por la apacible aldea de Hobbiton con sus casitas, agujeros y verdes prados; pero lo que pasaría es que al día siguiente, a la semana, o al mes la gente seguiría actuando como ayer en la “vieja” Castellón, meterían los coches en las calles libres de tráfico del nuevo distrito de Tokyo, y llenarían los prados de coches, como si del parque Ribalta en Magdalena se tratara.

Lo que quiero decir con esto es que Castellón no es lo que es por el viejo PGOU, anulado por la justicia, o cambiará por hacer uno nuevo. Castellón es lo que es por la gente, por su forma de actuar, su cultura, las relaciones que de los diferentes acciones que interaccionan, en resumen, su sociedad. Así pues si los partidos nos quieren ofrecer un nuevo modelo de ciudad, primero deberán ofrecernos un nuevo modelo de sociedad para Castellón, que no puede ser el actual, puesto que si lo fuera no hablaríamos de otro modelo de ciudad, sino del actual. Y para conseguir esto, la sociedad de Castellón tiene que estar dispuesta a cambiar, a transformarse, y esto no es solo votar a uno o a otro.

Es por ello que los partidos deberán ofrecernos qué modelo de ciudad defienden y sobre todo como esperan llegar a ese modelo, que cambios, que transformaciones nos proponen como sociedad. Pero este cambio, esta transformación, como he explicado antes no es crear oficinas o servicios municipales “polity”, si no realizar las acciones concretas que en diferentes procesos convergentes transformen la sociedad «policy».

Así pues partidos, coaliciones, personas candidatas, no me hablen de Modelo de Ciudad, háblenme del Modelo de Sociedad para Castellón que proponen y sobre todo de como aspiran a llegar a él mediante que procesos, acciones “policy”.