Carta de respuesta de un compañero votante del PP « ¡Educación ALerta!.
Soy una docente de secundaria de la enseñanza pública, de ideas políticas más bien liberales.
Hasta hace poco era usted uno de los pocos políticos que aún me merecían cierto respeto. Después de que ha ido proclamando desde hace meses su apuesta y compromiso por la educación de Calidad, he asistido con gran estupor desde el mes de julio a los brutales recortes que se han producido y a la sarta de mentiras y difamaciones a las que hemos venido siendo sometidos los profesionales de mi sector por parte de Ud., su consejera de ¿Educación? y otras personalidades de su partido como la Sra. Botella.
Es verdad que recientemente Ud. ha rectificado públicamente sus declaraciones sobre nuestra jornada laboral y ha pedido disculpas públicamente, pero como la persona inteligente que me consta que es creo que sabe que el daño frente a la opinión pública ya está hecho y debería ser más contundente en su rectificación y disculpas, así como también el resto de miembros de su partido que también han venido vertiendo falsedades sobre nosotros, quizás así se pudiera restituir algo de nuestra imagen pública tan deteriorada. Sin una restitución, todo el dinero que gastó en la campaña “Respeta a tus profesores”, puede considerarlo tirado a la basura ya que se han encargado ustedes de que todo el mundo nos pierda el respeto.
Decía usted que la posible huelga y manifestaciones son por motivos políticos y que no entiende nuestras reivindicaciones. Créame que no es así, yo hasta la fecha he sido votante de su partido, como muchos de mis compañeros, pero en mi caso Ud. me ha defraudado tanto que no la volveré a votar.
En cuanto a que no entiende nuestras reivindicaciones voy a intentar a explicar algunas de las consecuencias para que entienda Ud. nuestro enfado.
Como Ud. sabe, la ley permitía ajustar las horas lectivas de los profesores entre 18 a 21 según las necesidades de los departamentos y de los Centros. Esto hasta la fecha ha permitido, por ejemplo, que las distintas asignaturas y módulos de FP puedan ser impartidos por especialistas de las diferentes materias, así como dejar liberadas horas complementarias para atender a desdobles, laboratorios, guardias, distintos proyectos educativos, etc. En las famosas Instrucciones de Principio de Curso, se encorsetan los horarios de los docentes a 20 horas. Esto, entre otras cosas ha dejado a más de 3000 compañeros interinos en la calle y muchísimos funcionarios de carrera desplazados de sus Centros e incluso sin destino asignado aún a mediados de septiembre.
Los que vamos a tener la suerte de trabajar este curso también sufrimos las consecuencias. Otros cursos hemos trabajado incluso a 21 horas lectivas sin mayores problemas, pero este curso, debido a que hay ciertas asignaturas que no podrán ser ya cubiertas por su especialista correspondiente, las tendremos que asumir nosotros. Y ahora dígame, Sra. Aguirre, si yo me entero ahora en septiembre que tengo que impartir una asignatura que jamás preparé ni en 75 temas de oposición ni en las dos carreras que he estudiado ¿cómo me presento a mis alumnos este curso?¿No se está cometiendo con ellos y con la sociedad un fraude?
Tampoco podré realizar los talleres que venía haciendo con mis alumnos, y que tanto les motivaba, ya que este curso no tendré a un compañero que me pueda apoyar, y créame, meterse con más de 30 alumnos en un laboratorio o taller con máquinas y herramientas peligrosas es una auténtica temeridad.
Se nos está también comparando con los profesores de la enseñanza concertada. Quería hacer también alguna puntualización al respecto. Es verdad que quizás ellos trabajen un mayor número de horas lectivas que nosotros, pero también es cierto que esta enseñanza no del todo gratuita (se diga lo que se diga) tiene una “clientela” por lo general más homogénea que la nuestra, y por lo tanto más fácil de trabajar que la nuestra. Ciertos profesores de la concertada también disfrutan de algunas ventajas de las que muchos de nosotros carecemos, como es conocer en qué Centro y qué asignaturas van a impartir con antelación, con lo que el trabajo de preparación de asignaturas es más equilibrado que el nuestro. Le recuerdo que nuestro colectivo puede pasar años y años en interinidad o expectativa sin saber ni el Centro ni asignaturas prácticamente hasta empezar el curso. A veces nos toca trabajar en centros muy lejos de nuestra casa. Por otra parte sus sueldos son similares a los nuestros o son cooperativistas y participan de los beneficios de su Centro o pueden llevar a sus hijos a su centro de trabajo, con el consiguiente ahorro económico y facilidad de conciliación familiar (al menos yo conozco bastantes casos de estos que hablo). Tampoco han tenido que pasar una dura oposición. A veces basta una titulación y 50.000 euros a mano para participar en una cooperativa, y en estos casos su estabilidad laboral similar a un funcionario y por supuesto mucho mejor que la de cualquier interino (haya o no aprobado la oposición).
Creo sinceramente que nuestras condiciones laborales antes de las dichosas Instrucciones eran bastante razonables. Los sueldos no son desorbitados. De hecho son bastante inferiores a los funcionarios de la Administración con una categoría similar a la nuestra (se nos penaliza el mes de julio con una menor retribución que el resto de funcionarios de grupo A), no tenemos ni moscosos, ni días de libre disposición, ni posibilidad de elegir los días de vacaciones, ni si quiera el derecho de llevar a nuestros hijos o mayores dependientes al médico. No tenemos tampoco salarios desmesurados respecto a muchos profesionales de la empresa privada. Tampoco trabajamos menos horas, ya que muchas horas de dedicación las realizamos en nuestras casas, en nuestro tiempo libre, fines de semana y vacaciones, incluidos los cursos de formación.
A pesar de todo sí es cierto que en muchos casos gozamos mejores condiciones laborales que los compañeros de la concertada, pero eso debería de ser motivo de orgullo de la enseñanza pública, ya que al igual que ocurre en el sector privado, los trabajadores más cualificados y con mejor formación y méritos suelen luchar por trabajar en aquellos sitios donde se les ofrece mejores condiciones.
Usted sabe bien que 20 horas lectivas a costa de echar compañeros a la calle no es mejorar la calidad, de hecho sus maravillosos profesores del Bachillerato de excelencia trabajan 12 horas lectivas. Tampoco queremos ni propinas ni sobornos ni pedimos aumentos salariales. Queremos que vuelvan nuestros 3000 compañeros, así tengamos que trabajar 20 ó 21 horas lectivas en apoyos, desdobles o con proyectos innovadores. A la mayoría no nos importaría.
Por favor, reflexione, la educación y otros servicios esenciales son los últimos sitios donde se debe recortar, antes tendría que hacerlo en administración, asesores, publicidad, televisiones autonómicas y muchas otras partidas mucho menos necesarias.