Etiqueta: Democracia

  • Igualdad ante la ley: El Estado y su legitimidad

    Igualdad ante la ley: El Estado y su legitimidad

    Igualdad ante la ley: El Estado y su legitimidad

    Recientemente en España se ha hablado de las reducidas o inexistentes penas de cárcel de quienes ha robado o evadido millones. Contraponiéndolas con las duras penas (estas con cárcel) de quien ha robado para poder comer.

    Cuando hacemos al Estado, nos referimos a una organización, limitada en un territorio, sobre el cual ejerce el monopolio de la fuerza de forma legítima.  En un Estado de Derecho, esta organización (el Estado) establece la igualdad y el cumplimiento de la ley; como hace nuestra Constitución. El sometimiento a ley, mediante el monopolio de la fuerza es aceptado por la condición de igualdad. La constitución española establece la igualdad ante la ley en su artículo 14

    A los conceptos anterior, en la definición de Estado de Derecho, habría que añadir el principio de proporcionalidad. Qué, aunque no viene recogido expresamente se considerar justificado en el artículo 1, donde se proclama el Estado de Derecho y el valor superior de la libertad; y el artículo 10.1 donde recoge el estatuto básico del ciudadano.

    El principio de proporcionalidad no vendrá expresamente la constitución, pero si en las leyes, con rangos de penas y atenuantes.

    Cuando se producen fuertes penas para delitos considerados menores o de fuerza mayor (supervivencia); y para otros más “grandes”, no hay penas o están son mínimas, lo que se cuestiona no es la justicia. Se cuestiona todo el Estado de Derecho, pues este pierde su legitimidad de cara a sus habitantes.

    Y son estos hechos los que ponen en peligro al Estado, puesto que, sin su legitimidad, hay quien puede pensar que las leyes no son justas ni iguales no `proporcionales, por lo que no deben estar sometidas a ellas, dando pie a la desobediencia civil y al principio de resistencia y rebelión, que ha llevado a tantos Estados a su fin a lo largo de la historia.

    img-igualdad-ante-la-ley Igualdad ante la ley: El Estado y su legitimidad

  • Hackear la Política: Parte 2

    Hackear la política: Parte 2, La nueva política

    Hace un tiempo escribí la entrada: Hackear la política Parte 1, la vieja política; en ella intentaba el significado de la vieja política y el movimiento en su contra que se formó, que daría lugar más tarde a la nueva política, que definiré en esta entrada.

    Hasta el último cuarto del siglo XX la cultura política se inspiraba en la consecución y posterior ampliación de seguridad tanto ciudadana como económica a esta cultura la denominamos materialismo, como podía ser la creación de un estado de bienestar, sanidad y educación. Siendo particular de esta vieja cultura política la división de partidos entre el eje izquierda derecha.

    Sin embargo a partir del último cuarto del siglo XX, es cuando empiezan a surgir una serie de demandas que difieren de lo anterior y donde la realización y la participación, la inclusión en la política factores como el ecologismo, pasan a ocupar el eje central, a esto se le conoce como postmaterialismo, tal y como lo identifico el politólogo y sociólogo Ronald Inglehart en los años 70 (escala del postmaterialismo). Que trasformaron la cultura política dejando de lado las viejas demandadas materiales “ya conseguidas”.

    En España esta traducción de la nueva política origina el #15M y se refleja posteriormente en nuevos partidos como Podemos que integra en el los valores del portmaterialistas como son:

    1. Aumentar las oportunidades de participación en el trabajo y la comunidad.
    2. Aumentar las oportunidades de participar en las decisiones políticas.
    3. Proteger la libertad de expresión.
    4. Procurar que ciudades y campo sean más bonitos.
    5. Lograr una sociedad menos impersonal y más humana.
    6. Progresar hacia una sociedad en que las ideas sean más importantes que el dinero.

    *Valores fijados en la escala de Inglehart.*

    En el ámbito español, y concretamente en el #15M se añaden caracterizas como las defendidas por el movimiento “Indignez-vous” (indignados) cogidos del Consejo Nacional de Resistencia de Francia en la II Guerra Mundial que defendía las protestas pacíficas y que daría lugar a las protestas que se vienen desarrollando en medio mundo desde el año 2010 desde la ocupación del muro de las lamentaciones, que le valdría al movimiento la denominación de “Terrorismo pacífico” por parte del Estado de Israel., y que continuaría con las primaveras árabes, 15M, Ocupy Wallstret 12O, Greek Revolution y el más reciente #NuitDebout.

    Otra característica que define al movimiento español es la disconformidad con “lo políticamente correcto” (importado de la política Italiana). Pues los defensores de la nueva política consideran que la realidad es la que es, y que lo políticamente correcto intenta desvirtuarla, y por lo tanto dan mayor prioridad al mensaje que a las formas, aunque estas siempre han de ser pacíficas.

    En el caso de España también llega a considerar el sistema político español como un régimen oligárquico, identificado con la “la clase política” y otros poderes no legítimos que dictan las políticas nacionales. Buscando un nuevo sistema más horizontal que vertical (puntos 1 y 2 de la escala de Inglehart).

    He considerado a Podemos dentro de este grupo y excluido a otros, no por su edad, como engañosamente nos definen la nueva política desde algunos altares. Y quedando excluido el partido Ciudadanos, porqué, según la misma escala de Inglehart quedaría excluido de este bloque al mostrar sus prioridades evitar subida de precios, mantenimiento del orden y endurecimiento de penas (lucha contra la delincuencia), y la defensa de unas fuerzas armadas capaces de operar internacionalmente propios del materialismo y de la vieja política.

    Para terminar, siguiendo con el punto de vista de Inglehart, la horizontalidad, la formación política Podemos también recoge esa horizontalidad de forma interna, como ya explicamos brevemente en la parte 1, se basa en liderazgos colectivos, representado en sus portavocitas de sus confluencias, así como una gran implantación de espacios participativos, de toma de decisiones y revocatorios, y sin barrera económica, los cuales son inexistentes en el resto de partidos parlamentarios. A las características comentadas anteriormente, se unen las nuevas formas de comunicar, interactuar y actuar.

  • Hackear la política: Parte 1

    La Vieja Política

    Desde hace 2 años hemos escuchado como los medios de comunicación, y algunos partidos, nos han hablado sobre nueva y vieja política, y al final, nos han sometido a un nivel de ruido que ha desdibujando el significado de ambos términos. Es por ello, que he decido escribir sobre que es la Nueva Política, sobre todo tan cerca de unas nuevas elecciones.

    Para entender que es la Nueva Política, primero es necesario entender de dónde venimos, y que es a Vieja política, es por ello que dada la extensión del artículo previsto, el de hoy se centrará en los antecedentes y en la definición de la Vieja Política.

    Corría el año 2008 cuando desde el Gobierno de España se decía que no habría crisis que había una desaceleración o crecimiento económico negativo, los bancos y cajas de ahorro estaban a punto de quebrar con esos “supergerentes” de sueldos multimillonarios, que cobraban más en 2 días que muchos españoles en 1 año, pidieron un rescate al Estado, se les  concedió más de 100.000 millones de € desde entonces, del dinero de todos. Ese rescate se sufraga con los impuestos de toda la ciudadanía, mientras los años pasaban, el paro aumentaba del 5 a más del 20%, se recortaba en servicios públicos, se hacían reformas para abaratar el despido y se priorizaba el pago de la deuda antes que los servicios públicos. La Soberanía se veía sometida a los caprichos de agentes internacionales carentes de legitimidad democrática, agentes respaldados tanto por el partido del gobierno, como por el partido de la oposición.

    Ante esta situación nos encontramos en el 2011 inmersos en año electoral, con un sistema político, de democracia representativa, donde predominaban 2 partido mayoritarios que ejercían la alternancia del poder. Partidos los cuales uno hizo lo contrario a lo que se supone que defiende, y el segundo iría más allá del camino emprendido por el primero.

    Es a la superestructura de este sistema político de democracia representativa, a su funcionamiento y a sus partidos es lo que denominamos Vieja Política. La Vieja Política se caracteriza por:

    • Un sistema de alternancia ejercida por 2 partidos mayoritarios.
    • Desarrollo de las mismas políticas por parte de los 2 grandes partidos. La asunción de las políticas consideradas neoliberales por parte los partidos teóricamente progresistas, les lleva a desarrollar las mismas políticas, salvo matices.
    • El sistema establece que toda iniciativa que debe salir adelante a través de estos dos partidos, siendo de otra forma imposible alcanzar cualquier objetivo. Modelo que había llevado a la desarticulación del tejido civil asociativo de facto.
    • Estos partidos mayoritarios funcionan de la misma manera, sin democracia, la cúspide de los partido, el líder (puesto que, se basan en liderazgos individuales), decide quien está donde:
      • En los partidos conservadores esto se hace mediante el llamado “dedazo”.
      • Mientras que en los partidos de corte socialdemócrata (hasta el momento) el “dedazo” se hace de forma más disimulada. Este hecho queda descrito en el estudio publicado por Robert Michels sobre el Partido Social-Demócrata de Alemania (SPD), que describe como el sistema de adopción de decisiones favorece que estas organizaciones se hallen gobernadas por un puñado de dirigentes, lo que hace “imposible la democracia”. A este hecho se le conoce como Ley de hierro de la oligarquía (una de las pocas leyes con la que nos encontramos en las Ciencias Sociales).
    • Liderazgo individual. Esta es otra característica que define la Vieja Política consecuencia directa de los puntos anteriores.
    • Los partidos mayoritarios toman decisiones guiados por entes externos carentes de toda legitimidad democrática, frente al interés general, o así lo percibe una parte suficientemente grande la ciudadanía.

    Ante esta falta de capacidad de acción ciudadana, por un sistema viciado, y en apariencia (según las características descritas) falto de “democracia real”. Se produce una fractura social,  los defensores del sistema vigente, frente a quienes demandan cambios. De esta manera, surgen diversos movimientos siguiendo la línea de la antiglobalización de principios de siglo, estos serán el #15M en España, o #120 en Estados Unidos, al sistema propuesto por estos movimientos, al conjunto de formas y fondos, es a lo que se denominará Nueva Política, y que será explicada en la siguiente entrada: Hackear la política: Parte 2, La Nueva Política.

  • El buen gobierno y el mal gobierno

    El buen gobierno y el mal gobierno, características y diferencias.

    A raíz del estudio “World Bank” (1992) del Banco Mundial sobre la crisis y el crecimiento sostenido en el África Subsahariana y la importancia de “el buen gobierno” (good governance)  se populariza este término. El estudio la causa del fracaso de los países y de las reformas estructurales necesarias para su prosperidad se debía a la ausencia del «buen gobierno«, y por consiguiente al “mal gobierno” (poor governance).

    Las características de este mal gobierno que hizo fracasar a estos estados y sus reformas son:

    1. La falta de responsabilidad y de rendición de cuentas de los poderes públicos, lo que actualmente llamamos accountability.
    2. La falta de transparencia.
    3. La escasa capacidad de previsión de los políticos y funcionarios, para hacer frente a los problemas que puedan surgir, así como de las causas de sus acciones.
    4. La ausencia de un Estado de Derecho, que crea una enorme inseguridad jurídica (entre otras), de cara a la inversión extranjera.

    Mientras, el buen gobierno, presenta características diferentes según las instituciones que lo definan, por ello, en lugar de señalar las diferentes características de cada definición según la institución, dejaré de lado  las definiciones dadas por el Consenso de Washington (FMI, Banco Mundial, EE.UU.) dado su marcado planteamiento ideológico, la OSCE (U.E.)  y la OCDE, dado los marcados intereses regionales de ambas organizaciones. Así pues, me centraré en las características que definen el buen gobierno según el PNUD (Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo) siendo la propuesta más amplia y a la vez ambiciosa, y aprobada por mayor consenso, siendo sus características:

    1. Legitimidad política. El gobierno es aceptado por quienes integran el Estado, y se reconoce su legitimidad, para el ejercicio de sus funciones.
    2. Libertad de asociación y participación. El buen gobierno requiere de participación pública para que las reformas gocen del máximo consenso.
    3. Sistema judicial justo y fiable: Debe existir un Estado de Derecho bajo el Imperio de la Ley, que de seguridad a las personas y a las empresas. Perseguir la corrupción.
    4. Rendición de cuentas administrativa. Debe haber consecuencias para los actos y para la gestión política y económica. No impunidad de la corrupción.
    5. Libertad de información y expresión. Necesario para la creación de una sociedad civil, y para la libertad de asociación y participación, así como de control ciudadano al gobierno.
    6. Gestión eficiente y eficaz del sector público. Los organismos públicos deben conseguir lo máximo con los recursos dados, y consumar sus objetivos.

     

    Bibliografía:

    Wolrd Bank (1992) Governance and Development, Washington.

    UNDP (1995) Public Sector Management, Governance and Sustainable Human Development, Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, Nueva York.

    Rabos (1993) La Gobernabilidad. Ciudadanía y Democracia en la encrucijada mundial.

    Bovens, M. (2005) ‘Public Accountability’.

  • Elecciones Andalucía: por encima del ruido partidista

    Ayer se celebraron las elecciones en Andalucía, donde Susana y su PSOE han salido como los grandes triunfadores, los segundos grandes triunfadores serían Ciudadanos, Podemos se queda como el que pudo ser, casi fue, pero no fue. El PP se derrumba, IU ante la gran encrucijada y UPyD empieza a despedirse. Este podría ser el resumen de las elecciones del domingo 22 de marzo en Andalucía.

    Empezaremos el análisis con el PSOE, que se puede dar con un canto en los dientes, pero no por conservar los 47 escaños, como hace el establishment y seguidores del partido sino, por perder solo 118.881 votos desde las anteriores elecciones un 7.78%, bajando solo un 4.13 puntos porcentuales de votos “validos”. Esté resultado da ánimos a los seguidores del PSOE que no han tardado en salir a aupar a Susana (y algunos a Pedro) y a decir que el PSOE sigue vivo y que es la única alternativa, lo que en verdad, es solo una verdad a medias.

    Este resultado obtenido por el PSOE servirá para darles alas de cara a las próximas elecciones en el resto de España, que no en Andalucía, mejorando levemente los resultados, como una llama agonizante a la que se le echa pólvora y da un breve fogonazo. Los resultados ratifican lo que algunos ya observamos cuando empezó a crecer sobre la influencia en ciudades y pueblos, que persiste el grave problema del PSOE que contemplábamos en el CIS: los votantes del PSOE son cada vez más viejos, y tiene su principal mantenimiento de votos del territorio rural (conservador), envejecido proveniente del PP, se constata el bajo nivel de estudios y de clase social del PSOE, sin voto asociado. Lo que quiere decir, que pese a tener todo la estructura de poder creada durante 30 años en las instituciones andaluzas, El PSOE abandona los espacios de influencia pública principales, y no atrae a los estudiantes (aquellos que permiten captar nuevos votantes) y cae también la influencia económica de sus votantes, que viene a confirmar que el corazón late pero sigue grave en la UVI, y que de no remediarse esto, el PSOE estaría ante su último ciclo electoral como fuerza relevante. (más…)

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